La organización y arquitectura de un sistema computacional son conceptos fundamentales que se refieren a cómo está estructurado y cómo funciona un sistema. La organización se centra en la implementación de los componentes del hardware, mientras que la arquitectura se enfoca en el diseño y las especificaciones del sistema.
La estructura de un sistema computacional se refiere a la manera en que están interconectados sus componentes, mientras que la función se refiere a lo que cada componente hace. Comprender la estructura y la función de un sistema es fundamental para su diseño, análisis y optimización.
La historia de las computadoras abarca desde los primeros dispositivos mecánicos hasta los sistemas computacionales modernos. A lo largo de la historia, las computadoras han evolucionado en términos de tamaño, velocidad, capacidad y funcionalidad, dando lugar a la era digital en la que vivimos hoy en día.
La arquitectura Intel x86 ha experimentado numerosas evoluciones desde su introducción inicial. Desde los primeros procesadores hasta los modelos más recientes, la arquitectura x86 ha sido ampliamente adoptada en la industria de la computación personal y ha influido en el diseño de sistemas operativos y software.
Los sistemas embebidos son sistemas computacionales diseñados para realizar funciones específicas dentro de dispositivos más grandes. Estos sistemas están integrados en una variedad de dispositivos, como electrodomésticos, automóviles, dispositivos médicos y equipos industriales, y requieren un enfoque especializado en términos de diseño y desarrollo.
La arquitectura ARM es una arquitectura de conjunto de instrucciones (ISA) ampliamente utilizada en dispositivos móviles, sistemas embebidos y otros dispositivos de bajo consumo energético. La arquitectura ARM se caracteriza por su eficiencia energética, rendimiento y versatilidad, lo que la convierte en una opción popular para una variedad de aplicaciones.
La computación en la nube es un modelo de prestación de servicios de computación a través de internet. Permite el acceso bajo demanda a recursos como servidores, almacenamiento, bases de datos, redes, software y análisis, lo que proporciona flexibilidad, escalabilidad y eficiencia a las organizaciones.